¿Apoya la exhumación de la tumba de Queipo de Llano de la Macarena en aplicación de la Ley andaluza de Memoria?
«Es que volvemos a lo mismo, usted me pide sí o no. Es que volvemos a la confrontación de rojos y azules. ¿Sacamos a Franco del Valle de los Caídos, sacamos a Queipo de Llano la Macarena? No es una cuestión de sí o no, es que hay que entender todas las sensibilidades e intentar buscar un acuerdo entre todas las partes. Ni unos son buenos ni los otros son los malos. La ley está para cumplirla, pero las leyes también se aplican desde el consenso y el diálogo. Llevar esto a una confrontación es lo que no me parece bien«.
Entrevista a Juan Marín (Ciudadanos), en eldiario.es
Se calcula que bajo su mando, sólo en Sevilla, se ejecutaron a 14.000 personas. Se trata de Queipo de Llano y para Juan Marín, líder de Ciudadanos en Andalucía, no es “malo”.
La confrontación “buenos” contra “malos” nos sirve para componer un relato propio que nos diferencia de lo otro. En este caso, el relato de la legalidad y la democracia frente al del golpismo y el fascismo. El de las leyes emanadas de la soberanía y voluntad popular frente a la arbitrariedad y el totalitarismo. Por supuesto que esto no puede significar caer en el maniqueísmo. Confrontar “buenos” y “malos” no nos impide ver los errores y las miserias de “nuestros buenos” porque, en el bando de “los buenos”, la autocrítica y la crítica son deseables y necesarias; son la esencia de la libertad y de la democracia.
Quien pretenda que en nuestra historia no existen ni buenos ni malos, o bien busca situarse por encima de ésta o, peor aún, no quiere condenar a “los malos” por alguna razón.
Construir un relato histórico de la democracia es necesario. Y esto implica honrar a todas las víctimas de la arbitrariedad y el totalitarismo. Lo contrario implica dejar un vacío que rápidamente y a la menor oportunidad populistas y nacionalistas estarán encantados de volver a ocupar.
“Ni unos son buenos ni otros son malos” implica decir que los que dieron un golpe de Estado no son malos; que los que activaron un plan de ejecución y exterminio físico de la oposición política no son malos; que los que prohibieron la libertad de organizarse y militar en asociaciones civiles, políticas y sindicales contrarias a la dictadura, no son malos; que quienes abolieron la libertad de prensa y la libertad de expresión, no son malos. Si para Ciudadanos los fascistas no fueron “los malos”, Ciudadanos se está situando. Y situarte contra el fascismo no te convierte en comunista: lo contrario de un fascista es un antifascista, y aquí, en este campo, estamos los demócratas, los buenos.
Que Ciudadanos escoja su bando, porque no hay equidistancia entre democracia y fascismo. Y cuando elija, tendrá que ver que mantener la misma distancia entre víctimas y verdugos es tan imposible como inhumano.
Por último, las leyes no se aplican desde el consenso y el diálogo: las leyes se aprueban desde el consenso y el diálogo y luego se aplican. Su aplicación o no no responde a una negociación o al color político del gobierno de turno, al menos en un Estado de Derecho.
Ateneo Republicano y Memorialista de La Isla